lunes, 24 de agosto de 2020

UNA VIDA EN LA MIRADA

UNA VIDA EN LA MIRADA

 

Reposa la mano inquieta

en la curva repulida

de aquella garrota vieja.

 

El tibio abrazo del sol

acaricia, fiel, la pana

gastada y ya con remiendos;

la boina negra calada,

la colilla entre los dedos

y una silla de espadaña

viendo pasar el tiempo.

 

De esparto las alpargatas,

en el bolsillo un chisquero,

la barba mal rasurada,

rostro añoso y macilento,

una vida en la mirada

y de un niño los recuerdos. 

(SIN TÍTULO)

 (SIN TÍTULO)

 

Canta Miguel sus abarcas

y Federico a un amigo

entre cebollas amargas

y lágrimas de rocío.

 

Canto yo estos tristes versos

que lloran en la garganta

soledad y desconsuelo,

dolor, vacío en el alma.

 

Canta Miguel sus abarcas,

siento yo los pies helados.

martes, 15 de enero de 2019

SIEMPRE A TU LADO

Poesía rota
porque se me quiebra el alma
con cada golpe asestado.

Poesía roma
como el corazón insensible
de esta sociedad de machos.

Poesía roja,
teñida de sangre inocente
vertida por desalmados.

Poesía rota
por las lágrimas vertidas,
por cada grito acallado.

Poesía roma
como los silencios cómplices
que ocultan tanto maltrato.

Poesía roja
porque me duelen tus golpes,
porque sangro en tus heridas,
porque muero si tú mueres,
porque siempre os querré vivas.

Ángel F. García
15/01/19

domingo, 25 de febrero de 2018

HOY TE PENSÉ

Hoy te pensé.
Y por un instante, nada,
volviste a estar a mi lado:
aquellas leves palabras
acariciando mis labios,
aquellos besos eternos
que temblaban al contacto
de una cuerda de guitarra,
aquel mirar descarado
de una niña que jugaba
a dibujar en el alma
rasguños de agua y barro.

Ángel F. García

sábado, 2 de enero de 2016

DE JUVENTUD: DE AMOR Y DESAMOR: PORQUE MIS HUESOS TE AMARON

PORQUE MIS HUESOS TE AMARON

Si escuchas tu corazón
oirás los dulces latidos
que me dejan sin razón 
y me roban los sentidos.

Por este ingrato ladrón
quisiera yo estar unido
a los frutos en sazón 
de un amor correspondido.

Acabaré en la locura
por vivirte enamorado,
¡cuán dulce es la tortura
sintiéndola a tu lado!

Me atormentas con tus ojos,
con tu pelo, con tus cejas,
y, así, con tus labios rojos
vacío de vida me dejas.

Abandonando un suspiro
elevas mi alma al cielo
y al creer que no te miro
vas descubriendo tu juego.

Tu belleza de Afrodita,
que los dioses alabaron,
no será jamás marchita
porque mis huesos te amaron.

Ángel F. García.
Abril 1982 / Enero 2016

sábado, 28 de noviembre de 2015

UN VIERNES NOCHE EN PARÍS (In memoriam)

Erupciones de demencia
sobre las calles soñadas
quieren robar tu Luz,
oh, Ciudad Iluminada.

Ráfagas de fanatismo
esperpéntico y añejo
sacuden los adoquines,
rabioso repiqueteo.

Furor suicida en la sangre,
bestias son, que no personas,
alimañas deleznables
las que esa noche nos rondan.

Les duelen las libertades
y, en un conjuro funesto,
pactaron con mil diablos
despojarnos de lo nuestro.

No hay perdón para el cobarde
que con máquinas de guerra
asalta la paz de un viernes
ensangrentando la tierra.

Frente a las balas, claveles,
contra el odio, una sonrisa,
ante el terror, unas manos
permanentemente unidas.

Ángel F. García
27/11/2015

jueves, 10 de septiembre de 2015

De juventud: De amor y desamor: Poemas a Pilar

POEMAS A PILAR

ANTES DE TI

Como el cráter de un dormido volcán
en el que sólo florece el basalto.

Como el último suspiro de un reo
al que van a subir al cadalso.

Como la estrecha lámina de plomo
que aísla al muerto en su catafalco.

Como aquellos negros nubarrones
que esconden el rostro del pico más alto.

Como ese terrible sol de plomo
que funde cerebro y asfalto.

Como el vuelo de un pájaro herido
que pierde el rumbo durante la noche;
como el lobo que lanza su aullido
y frente a la luna el cuerpo encoge.

Como el agua que lava la cara
a la última hoja de ese olmo viejo;
como el hilo que tejen las Parcas
que siempre creíste sería eterno.

Como el rostro surcado de arrugas,
lluvias, sol y sufrimientos;
como el niño que recaba ayuda
y termina hallando un escarmiento.

Como el ojo reseco de un tuerto,
como la inventada mano de un manco,
como la vida que huyó de un muerto,
como esa pata que le falta al banco.

Como el triste marco de un espejo roto,
como la vieja foto del álbum familiar,
como el ruido que hace, al pasar, una moto,
como el grito que rompe la paz del hogar.

Como el perro que enseña los dientes,
como el gato que eriza su lomo,
como el golpe que zumba en las sienes,
como la muerte, como la vida, como todo.

Ángel F. García
Marzo 1984 


Y EN TUS OJOS VI EL CIELO

El sendero, antaño de esmeralda saturado,
yacía hoy bajo el argénteo manto
del cruel y gélido general invierno.

Paso tras paso hasta la anhelada cima,
un resbalón que tuerce el pie y el gesto,
un ¡ay! contenido, un suspiro y el cielo.

Un jadeo que resuena en el silencio,
el ritmo agitado de un respirar sin aliento
y un brazo amigo que estrecha tu cintura.

Con la ayuda que encuentras a tu vera
ensayas de vencer en la porfía
y escondido el rostro en el hombro
te alegras de que al fin muera la vía.

¡Cómo poder recomponer este momento!,
el sinfin de imágenes cautivas
que circulan por el tenue firmamento
de tu mirada escondida.

Aparté de un soplo el leve velo
que a mi vista te ocultaba
y en tus ojos vi el cielo
y en los míos... la esperanza.

Ángel F. García
Marzo 1984 


DE ESPINAS DE UNA ROSA PERFUMADA

Te pedí que acogieses en tu seno
el dulce dolor del corazón mío.
Mas, ahora que estoy por tí de amor lleno,
dices que tu favor ya lo he perdido.

He olvidado en una esquina del alma
la visión de mi cuerpo destrozado,
ya no sé si podré vivir con calma
pues de ti seguiré estando enamorado.

He perdido la ilusión y las risas
que antaño alegraban mis momentos
de tristeza y dolor; ya mi sonrisa
dejó su lugar al sufrimiento.

He dejado en un recodo del camino
mi pobre bagaje de enamorado,
siempre fue la fuerza del destino
la que terminó matando al soldado.

¡Ay!, soldado del ejército de Amor
que en las duras batallas de los celos
perdiste tú la vida y tu valor
ya a nadie producirá desvelos.

Luchaste como un bravo en la batalla,
defendiste tu honor con entereza
y ha segado tu vida la canalla
que provocó tu amor y tu tristeza.

No queda de tu vida más que un soplo 
y aún quieres lidiar en la contienda,
no sientes en tus carnes el escoplo
de aquella que mora en tu vivienda.

De aquella que, portando su guadaña
ha venido a este campo castellano,
sentada en una silla de espadaña
ríe y me tiende su descarnada mano.

Me recoge y me envüelve en su manto,
rojo de sangre y de descanso eterno,
tras de mí queda una estela de llanto
pues pasé del verano al invierno.

No verán mis ojos la primavera,
no oiré el canto alegre de la cigarra,
no sentiré el tibio gozo de la espera
de Amor mientras palpita mi alma.

No volveré a espïar el ágil vuelo
del pájaro que anida en tu ventana.
Estaré vigilando desde el cielo
para verte salir cada mañana.

Ese amor que repartes cada día
es la causa de mi muerte inclemente,
es la herida que en la crüel porfía
surcará de mil arrugas tu frente.

La vida irá sembrando tu camino
de espinas de una rosa perfumada,
es la condena que marca el destino
por no querer amar y ser amada.

Te pedí que acogieses en tu seno
el dulce dolor del corazón mío.
Mas, ahora que estoy por tí de amor lleno,
dices que tu favor ya lo he perdido.

Ángel F. García
Mayo 1983

viernes, 4 de septiembre de 2015

De juventud: A mi manera: Poesía

POESÍA
(versos acrósticos)

La poesía que avanza
asesinando sonetos.

Peligrosa arma
obligada a disparar
entre romances y silvas pasados,
seguidos de otros metros
igualmente perseguidos,
arrastrados hacia el fin.

Elegid la munición,
seleccionad la más certera.

Usad bien y con cuidado;
nada sucede por sí mismo.

Aniquila en silencio
rimas, ritmos y medidas y
menosprecia con burla
anestesiadora la pasada poesía.

Cargada mortalmente,
amparada en los tiempos venideros
regados de savia nueva, ensombrece
gigantes de poesía,
amarilla de vejez,
denigrada hasta el próximo
alborear de un nuevo renacimiento.

Debilitadas sus fuerzas
en esta lucha eterna.

Fugaz ya será el recuerdo,
únicamente algunos
todavía evocarán los viejos modos
un instante, nada más,
rememorando los pasos que, igual que ellos,
otros dieron.

Ganará, como es costumbre, la evolución
asesina en su siempre inútil
búsqueda de algo que permanezca
rumbo al infinito.
Ilusión que habita en el alma
escogida de unos pocos,
libres de elegir su sinrazón.


Criminal que, sin castigo,
en un cíclico trayecto
limita la expresión de un pensamiento
arrinconando sin dudas lo ya pasado
y diciendo con voz pausada la eterna
alegoría: “La poesía es un arma cargada de futuro”.


Angel F. García
Mayo 1980 y Septiembre 2015

martes, 18 de agosto de 2015

De amor y desamor: Ausencia

Volví a sentirme vacío.

El espejo devolvía tu imagen
y no estabas.

El aroma de tu piel,
que tantas veces embriagó mi alma,
sacudió la memoria dormida
y sentí en mis labios, otra vez, aquel beso.

Vana ilusión. No estabas.

Aquella sendita iluminada
que tantas veces nuestros ojos recorrieron
ha venido a saludarme;
cansada de bailar con el paso del tiempo
fue hasta el espejo y, al volver, hízome un guiño.

O quizás fui yo.

Cerré la puerta, por la que siempre entraba,
¿recuerdas?,
con la yema de mi dedo
y ella se escondió, 
se fue, como tú, de repente.

Abrí de nuevo la puerta
y volvió
y ejecutó de nuevo sus pasos de danza
y permanecí absorto, como hipnotizado,
lo que me pareció toda una eternidad.

Sentí que llegaba la hora de su marcha,
parecía no querer dejarme solo
pero notaba como se desvanecía por momentos
hasta que desapareció.

Las sombras se apoderaban,
una vez más,
del espacio que fue nuestro;
el paso del tiempo ya no jugaba,
no había caminito
y en el espejo solo el reflejo
de unos ojos cansados, enrojecidos y llorosos.

Los míos.

Mis ojos, vacíos y apagados,
perdida la vida que un día tuvieron,
lloran tu ausencia
mientras buscan, en vano,
el contacto de tu mirada.

Tus ojos ya no me miran,
ni me siguen por el cuarto,
ni refulgen como estrellas.
Tus ojos tan solo viven
enmarcados en un lienzo,
pálido reflejo de lo que un día fueron.

Ángel F. García
14 de marzo de 2014

sábado, 10 de enero de 2015

De Juventud: De amor y desamor: Un amor espera adormecido su espoleta

Un cuerpo tendido en la arena,
una sombra que se alarga en el estío,
una esperanza que destierra la pena,
un sentimiento que puede ser el mío.

Un sol radiante en un cielo seco,
un cielo ardiente bajo un sol extraño,
una contradicción bajo un tenue velo:
un sentimiento que ya hace daño.

Un gallo saluda a su madrugada,
un can espera dormido en su caseta,
unas ágiles manos tejen su calceta,
una cálida tela envolverá a su amada.

Un amor espera adormecido su espoleta.

Angel F. García.
Marzo 1982